El gen olvidado, relato finalista del II Premio TerBi, ya disponible

Un gen muy peculiar. (Vía Quo.es)

Ya ha salido el número 4 de la revista de ciencia-ficción de la TerBi. Entre otros muchos textos interesantes se encuentran los relatos finalistas (la segunda tanda de ellos, la primera fue publicada en el número anterior) del II Premio TerBi de relato, en esta ocasión acerca del tema Inmortalidad.

En «El gen olvidado«, mi relato, quise aproximarme al tema propuesto en clave de ciencia-ficción dura y desde una perspectiva muy diferente: la de los genes. Creo que no hay sino dos clases de inmortalidad: la de los genes al perpetuarse y la individual, que dura mientras te recuerden —y a la que dedicaré mi próximo relato. El claro contrapunto ofrecido por la mayoría de las religiones, en concreto el cristianismo con su propuesta de alma, me permitió plantear la siguiente cuestión: ¿desaparecería la religión, tal y como la conocemos, de desarrollarse y popularizarse la teleportación cuántica*? ¿O sería sustituida por otra cosa?

No me enrollo más. Pueden leerlo (aquí en PDF y aquí en ePub) y, si les apetece, debatimos en los comentarios. ¡Espero que les guste!

[Nota: en una lectura rápida he encontrado varios saltos de línea que no deberían estar ahí. En ambas versiones. Misterios de la informática en la maquetación, imagino. Así que si una línea nueva tiene mucho más sentido como continuación de lo que estaba diciendo el personaje en la línea anterior, no lo dude, es así.]

*Entiéndase teleportación cuántica no al modo del hiperespacio de Star Wars, sino como un sistema serio, basado en la mecánica cuántica que conocemos, que requiere la destrucción del original para crear una copia en el lugar de destino. Ah, y si está usted pensando en hacerse un clon con un cacharro de estos, que sepa que es materialmente imposible, pues el copiado cuántico implica la destrucción del original. Siempre. En serio. Nada de clones-que-son-yo-pero-no-son-yo.

 

Acerca de Miguel Santander

Tras el Horizonte de Sucesos
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16 respuestas a El gen olvidado, relato finalista del II Premio TerBi, ya disponible

  1. CHEMA dijo:

    Toma ya!!! cuando pasen unos añitos y estos gobernantes («gen egoista») dejen paso a los verdaderos guias de la humanidad, ciencia ficcion será inversamente proporcional a la inversión en I+D+I. Buen relato Miguel, gracias por compartir tu DON.
    Enhorabuena y… siempre os quedará Paris.
    Un abrazo.

  2. CHEMA dijo:

    En lo referente a: «pasen unos añitos», quiero decir décadas o incluso siglos (es una lástima) ; Y en cuanto a: «estos gobernantes», me refiero a la clase política .

  3. Ununcuadio dijo:

    Gracias!!! Qué ganas tengo de que llegue «mi» Legado del Prometeo, tengo la boca hecha agua 🙂 jaja, me ha gustado mucho el relato: también la teletransportación que conozco gracias a @emulenews y un artículo que leí en su momento, ¡qué guay!
    No soy teóloga, así que no sé si lo que voy a decir a continuación es una herejía, jaja 😛 pero creo que ese debate acerca del alma no tiene que ver con la física, es un concepto de filosofía. (Creo que yo sería la primera en probar algo así de chulo, jeje, siempre que no me pudiera el miedo, claro). Al final supongo que filosofía y física están unidos: no seríamos seres conscientes sin un cerebro y la mecánica cuántica. Pero al igual que un clon tendría alma, pienso que si tenemos alma esta no sería destruida por el teletransporte. Se me ocurren temas que son más controvertidos desde la fe católica: selección genética, fecundación artificial, y un largo.
    Pero muy interesante!!! Desde el debate, al tema del racismo, cambio climático, y me ha encantado eso de «por Dawkins» 😀

    • Vaya, se me había pasado el comentario totalmente por alto… :/ Interesante punto de vista :), aunque no logro ver, si el alma no es destruida en el teletransporte, qué diferencia hay entre tener alma y no tenerla. Es decir, si el alma se transmite mediante el proceso físico de la teleportación, entonces ha de tener necesarimente un soporte físico y no ser más que una configuración especial de neuronas conectadas entre sí de cierta manera. O sea, justo como no tener alma. Y si no pertenece al plano físico material sino que está infundida desde fuera (por Dios), entonces debería estar ligada de algún modo a la mente y desligarse cuando la materia que forma el cerebro se degrada y el organismo muere (o cuando se teletransporta, que para el caso es lo mismo). Para que no se pierda en la destrucción del cuerpo aquí y creación allí tendría que ser, en pocas palabras, porque Dios lo quiere así, pero no por ningún motivo físico o incluso filosófico (y aunque entiendo que haya quien así lo vea, es una explicación que al menos a mí no me vale 🙂 ).

      • Ununcuadio dijo:

        Hmmm… Mucho que pensar, ¡guay! 😀
        A ver: definiendo alma humana individual como lo que me hace ser realmente yo y no otra persona; tras el teletransporte los personajes están igual: no hay ningún cambio (salvo de espacio y dependiendo de la distancia, también de tiempo), mantienen la identidad personal intacta, por lo que yo deduciría que su alma se habría teletransportado como estado cuántico «asociado» o algo así.

      • De acuerdo, estás definiendo alma como la configuración mental (de conexiones neuronales, entiendo) que me hacen único. Podríamos llamarlo también mente, o la propiedad emergente de dichas configuraciones neuronales que se manifiestan como la sensación de un yo. En ese sentido, lo que estamos llamando alma se tiene que teletransportar junto con el cuerpo, claro, porque todo lo que es ese alma es está codificada en la materia que forma el cerebro. Igual que si teletransportáramos a nuestro perro, seguiría siendo el mismo, su alma así definida quedaría intacta.

        El problema que veo con esa definición es que no aclara si simplemente estás llamando alma a la mente, que depende enteramente de la materia —tal y como yo lo he entendido en el párrafo anterior—, o si por el contrario estás suponiendo que hay algo más, algo no material en el sentido de no estar codificado en la materia y que sobrevive a la degradación de ésta tras la muerte del organismo. O sea, el alma en el sentido religioso tradicional. Y esa, de existir, al no estar ligada a la materia, no veo cómo se transportaría junto con el organismo… :/

  4. Ununcuadio dijo:

    Exacto, el alma (tal como la entiendo) sería la mente. La doctrina de la iglesia es que el hombre está formado de «alma» y cuerpo, y son necesarias las dos para que haya vida. Así que el alma en la que creemos los cristianos no se puede separar del cuerpo, salvo con la muerte, que sería la pérdida de la mente, de ese «principio» que da unidad a las distintas partes del cuerpo para que no se desintegren cada una por su lado. Sin cuerpo humano no podría existir el alma humana, aunque sea un principio «espiritual», lo cierto es que sin el cerebro y las conexiones neuronales no la habría. Por eso, decía que alma es un concepto más filosófico (mente, etc.), y luego la religión le añade lo de ser creada a imagen de Dios, la dignidad inviolable y todo lo demás.
    Con la definición de alma como principio que da vida, todos los seres vivientes tienen alma: plantas, perros, etc, y que la del hombre sea «espiritual» es por la autoconsciencia y la voluntad.

    • Tienes una visión del asunto de lo más materialista… (no es, o ha sido, lo común en la Iglesia). En el relato, serías la representante oficial de la facción moderada y minoritaria de la Iglesia que acomodaría el teletransporte en la doctrina ;). Estamos de acuerdo en todo, salvo quizás en que yo me confieso Laplaciano: no me hace falta involucrar a un ente superior en la ecuación, me parece multiplicar los entes sin necesidad, que diría Ockham. Me parece más probable que la idea de Dios responda simplemente al miedo atávico a la no trascendencia que el que dicho dios tenga una existencia real (y por cierto, es un gusto poder hablar de estas cosas así con alguien religioso sin que se sienta herido o atacado 🙂

      • Ununcuadio dijo:

        Gracias!!! Solo quería «invertir» tu ecuación: me parece que la minoría de la Iglesia estaría en contra del teletransporte (formando una especie de secta a lo «nos suicidamos porque llega el fin del mundo maya» o los Gaianos de tu novela), y la mayoría a favor 🙂
        Entiendo tu postura y la respeto, y para mí también es un gusto debatir de estos temas. Y me parece interesante cómo presentas la cuestión «religiosa» en tus relatos: las dudas, el miedo a la no transcendecia, pegas,… 😉

  5. ununcuadio dijo:

    Perdona que retome el hilo… es que hoy me han asaltado dos «testigas de Jehová» por la calle y me han dado la matraca 😛 en fin, que he recordado que ellos no se pueden hacer transfusiones porque pierden el alma. Y he llegado a la conclusión de que serían sectas los que estuvieran en contra del teletransporte: la iglesia católica adoptó la filosofía griega en su doctrina y por eso el alma es lo que nos hace humanos: ¿lo mata una transfusión? ¿Lo mata el teletransporte? No, por tanto, ambos descubrimientos estarían de acuerdo con la doctrina católica, no así con la de los testigos (creo). Y para terminar: ¿los cristianos recibiendo a pedradas? ¿Dónde queda eso de «poner la otra mejilla»? Que no digo que los cristianos seamos la caña ni mucho menos y que haya cada individuo suelto por ahí que mejor que no hubiera nacido, pero ¿desde cuándo los católicos lanzan piedras y discriminan a los que no concuerdan con sus doctrinas? Quiero decir que hay casas de religiosas para madres solteras, hospitales para enfermos de SIDA, y un largo…

    • Seguimos estando esencialmente de acuerdo: por eso, en el relato, la mayoría de la gente —cristianos y no cristianos— fue razonable y acabó adoptando el teletransporte. Los pocos que eran demasiado radicales o fundamentalistas terminaron quedándose y llamándose vaticanistas, como referencia a la postura original del Vaticano respecto al teletransporte, al principio de todo, cuando se planteó la posibilidad probarlo en seres humanos (aquí está el quid de la cuestión: ante la idea de destruir/matar a alguien para crearlo en otro lugar, el Vaticano dijo «NO» —tengo la sensación de que si hoy surgiera ese debate, eso sería lo que diría el Papa—, y en consecuencia se pilló los dedos, pues no podía haber anticipado lo popular y útil que acabaría siendo). Vaticanistas —que no cristianos—, una secta, vamos.

      Al perder fuelle la cabeza de la Iglesia Católica, la mayoría de la gente derivó hacia un entendimiento de la religión más personal, y con el tiempo surgieron otras doctrinas religiosas que acomodaban bien el teletransporte, y entre las cuales estaban las facciones moderadas del cristianismo, al cabo del tiempo minoritarias (las cosas pueden cambiar mucho en unos cuantos siglos, y si no que se lo pregunten a los hindúes cuando perdieron mucho terreno ante la explosión del Budismo, mucho más práctico y por tanto popular). Todos los cristianos que mencionas estarían en este segundo grupo, claro…

      • ununcuadio dijo:

        Ok, interesante. Ya veo que lo has pensado a fondo 🙂 No me lo había planteado de esa manera…, espero que la Academia Pontificia de las Ciencias sea más que un elemento decorativo, de manera que el Papa se deje asesorar sobre los avances de la ciencia, para prevenir lo que dices. Incluso, por eso, considero que está bien que haya científicos creyentes que puedan informar a los que «gobiernan» la Iglesia. En cualquier caso, donde se resuelven las diferencias creo que es en el diálogo, y no enfadándose por uno y otro lado al sentirse atacados. Así que gracias mil!!!

  6. ¡A ti por el debate! 🙂

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  8. VETA dijo:

    SEGÚN LA IGLESIA CATÓLICA EL ALMA NO ES MATERIA, ENTONCES ¿COMO PUEDES TRANSPORTAR ALGO QUE NO ES MATERIA? ESTARÍAMOS HABLANDO DE UNA TELE TRANSPORTACIÓN TOTAL DE CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU.¿QUE PASARÍA CON LA IGLESIA SI ESTO LLEGARA A SUCEDER?

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