Acabo de mandar la versión final de La Costilla de Dios a la editorial. Ha tenido que ser en formato Word, conversión que me ha llevado horas, pero qué se le va a hacer (esperar que la industria editorial trabajara con LaTeX, al igual que gran parte de la comunidad científica, era demasiado, supongo…)
Ahora, como dice mi editor, queda lo más duro para el escritor, la larga espera (¡aproximadamente un año!).