Einstein versus Predator, el azote de la ciencia ficción

Cuando compré el último libro del colaborador de Amazings Sergio L. Palacios y me planteé la posibilidad de escribir una reseña sobre él, no tenía ni la menor idea de que su autor se convertiría en motivo frecuente de mis pesadillas.

No es que sea de miedo, no. El título, Einstein versus Predator, ya lo deja bastante claro. Y por si no fuera así, la etiqueta inferior, “Ciencia ficción, superhéroes y las leyes de la física”, no deja lugar a dudas.

A lo largo de sus 300 páginas y como continuación a su anterior libro, La Guerra de Dos Mundos, Sergio Palacios se erige por derecho propio en azote de la incorrección física —mucho más intolerable que la incorrección política, a mi juicio— de guionistas y productores de Hollywood, cuando no de autores de novela o comic de superhéroes. Una incorrección que, si el resto de los aspectos de la película son pretendidamente realistas, suele quedar alojada en el inconsciente colectivo y pasar a formar parte de una cultura científica que hace aguas por todas partes.

Y luego, claro, nos parece normal que se solucione todo a base de bombas (si no han visto al autor del libro en acción, no se pierdan este video).

Y es que la lista de temas especulativos que aborda la ciencia ficción es casi infinita, y la lista de patadas al libro de física que contienen es, por desgracia, casi igual de larga. Por sus páginas o fotogramas han pasado, más bien poco acierto, civilizaciones extraterrestres, el fin del mundo, la criogenia y la reanimación de cadáveres, la terraformación, la antigravedad, o los planetas en forma de cubo, por poner algunos ejemplos que Sergio Palacios aborda en Einstein versus Predator.

Sin embargo, el libro no se limita a enumerar y sacar punta a los errores de bulto de las películas de ciencia-ficción, lo que terminaría siendo aburrido, sino que hace algo mucho mejor: usa algunos de estos errores (salvo en el caso de una película sorprendentemente rigurosa, pero no les digo cuál) como excusa para desgranar la física que se esconde tras ellos.

Así, Sergio Palacios nos cuenta lo que la Ciencia tiene que decir acerca de los viajes hiperespaciales, los agujeros de gusano, los universos paralelos, o la diferencia nada trivial entre convertirte en murciélago o en niebla si eres conde y vives en un castillo en Transilvania. Y lo hace combinando con maestría exposiciones claras y rigurosas con un lenguaje llano, desprovisto de la aridez de expresiones matemáticas y exponentes. Un lenguaje de tú a tú, hablado en un tono socarrón, jocoso, e irreverente —y hasta con algún que otro punto escatológico, si me apuran. Y, de paso, por el camino, cuenta un montón de anécdotas interesantes que abarcan desde la historia de la ecuación de Drake hasta el menú Barcelona de los astronautas de la ESA y la forma de cocinar los alimentos en el espacio.

En resumen, y como bien dice alpoma en su reseña en Tecnología Obsoleta, Einstein versus Predator es un libro de física camuflado. De modo que, tanto si algo le chirría cuando el bueno descarga su pistola desintegradora sobre las hordas de malos, como si está harto de que se la cuelen en el cine, o si simplemente está buscando un libro de divulgación de física ameno y muy divertido para regalar estas navidades, le recomiendo encarecidamente Einstein versus Predator. Recomendación que casi convertiría en obligación moral en caso de que sea usted guionista, productor, o simplemente escriba relatos de ciencia-ficción. O no; puede, que, como yo, acabe teniendo pesadillas ante lo que se le viene encima.

(Ésta, mi primera reseña de un libro de divulgación, se publicó originalmente en Amazings, el 14 de diciembre de 2011)

Acerca de Miguel Santander

Tras el Horizonte de Sucesos
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6 respuestas a Einstein versus Predator, el azote de la ciencia ficción

  1. Me parece fatalista (sí, como esas películas hilarantes de catástrofes tipo 2012) ponerse tan serio en el ámbito de la ciencia-ficción. No digo que la divulgación científica con respecto a este genero esté de menos (todo lo contrario) pero ponerse a criticar mordazmente el genero por no mantener un estricto rigor científico me parece abusivo. El cine es arte y como tal merece esa libertad que la ciencia no permite (o sólo «permite» en sus hipótesis). Si hay gente que acude al cine y cree todo lo que ve… supongo que ese problema es de ineptitud, no de incoherencia con la ciencia. De todas formas, Einstein vs. Predator me parece un libro muy recomendable que pienso leer con gusto ya que creo tanto en la ciencia como en que se pueda fumar en un futuro no muy lejano en naves espaciales como la Nostromo.

    • Gracias por el comentario, Oier. La clave de mi argumento está en «si el resto de los aspectos de la película son pretendidamente realistas»: No me refiero a películas como Star Wars, o a la gravedad artificial de la Nostromo (esa es una premisa que entra en el «suspension of disbelief» del que hablan los anglosajones), sino a otras como Armaggeddon, donde entre otras lindezas, sacan el aire de un hangar para entrenar en condiciones de ingravidez (sic). Pregunta por ahí a ver cuánta gente tiene clara la diferencia entre despresurización e ingravidez. Intentar ser un poco más riguroso en pequeños detalles como esos es muy sencillo y no está de más, creo yo.

      Dicho lo cual, aclaro que me encanta la ciencia-ficción «blanda», vaya 🙂

      • Y me contesto a mí mismo para desmentir lo de Armaggeddon. Habría jurado que lo de la ingravidez por despresurización era en Armaggeddon (que tiene otras perlas), pero revisando la película resulta que no es así. Perdón. Ahora sí que no tengo ni idea de en qué película era… :s

  2. Pingback: Enlaces yuriesféricos del 14/12/2011 | La Yuriesfera

  3. 45cr Charlie dijo:

    No he leido el libro, pero la descripciòn que has realizado de Sergio en sus anàlisis es fabulosa, ni màs ni menos y no es que critique a tal o cual pelicula, sino màs bien poner en evidencia los herrores que se cometen y que violan las leyes de la fìsica, eso sì.

  4. Pingback: Hablando de todo un poco en el #3 de la revista portalcienciayficcion | Tras el horizonte de sucesos

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