Adiós

Ahora sí. Ahora sí que abandono este mundo cruel. El sábado a media mañana, si la homeopatía funciona, mi cuerpo dará sus últimos espasmos en el suelo, tras haber ingerido una sobredosis de medicamentos homeopáticos para dormir…

Y no seré el único. Miles de personas se suicidarán simultáneamente en todo el mundo (yo aún no sé si lo haré en la intimidad de mi hogar o en compañía de otros suicidas en Madrid, en un lugar que aún desconozco por ser un desastre), siguiendo la convocatoria 1023. Dicho número hace referencia a 6,023 x 1023, el número de Avogadro, el número de átomos o moléculas que hay en un mol de una sustancia, 18 gramos en el caso del agua. O sea, que en cada 18 mililitros de agua hay la friolera de 600.000.000.000.000.000.000.000 moléculas de H2O.

La homeopatía afirma, por ejemplo, que cantidades infinitesimales de principio activo disueltas en agua pueden curar diversos males, de manera más potente cuanto más infinitesimal sea la cantidad. Hasta ahí todo bien, es un criterio metodológico como cualquier otro que se usa en ciencia (contrario a lo que sabemos de medicina, pero al menos sujeto a falsabilidad), sólo que las disoluciones usadas comúnmente en homeopatía son del 12CH (llegan hasta 30CH), es decir, que del sorbito que uno se toma, la centésima parte de la centésima parte de la centésima parte de la centésima parte… (así 12 veces) es principio activo; el resto agua.

¿Cuál es el problema? Que si hacemos las cuentas (una simple división), en 18 mililitros de agua hay la friolera de… 0 (cero) moléculas de principio activo. Nada.

Los homeópatas arguyen que el agua tiene memoria y recuerda las sustancias que han estado diluidas en ella (¡pues no quiero imaginarme la de cosas que recordará el agua que me bebo de su paso por el alcantarillado de mi ciudad!), y que, por mucho que contradiga la medicina y la química que conocemos, el que sean incapaces de explicar cómo funciona no quiere decir que no lo haga.

Bien, sólo que numerosos experimentos han comprobado que la homeopatía cura tanto como el efecto placebo (el mismo tipo de pruebas que la habrían refrendado de haber funcionado, vaya, ¡que ya nos gustaría a los científicos que la cosa funcionara!). O sea, que si tiene usted fe en la homeopatía, puede notar cierta mejoría, como quien deja de marearse en un coche porque se toma una pastilla para la regla creyendo que es una biodramina (siento ser aguafiestas si creía usted y esto le hace planteárselo).

Naturalmente, los homeópatas también han hecho experimentos que «demuestran» lo contrario, pero dichos experimentos sufren sistemáticamente de una falta de criterios de control apabullante: no cualquier cosa es un experimento, pero ya hablaremos otro día de eso). Pero, como la fe y las estadísticas mal hechas (el «a mí me funciona») mueven montañas, han llegado a conseguir que la homeopatía (que no es barata, a pesar de ser agua con azúcar para que sepa bien) se financie en parte con dinero público en países como Francia, y en España se considere como acto médico e incluso haya habido cursos y seminarios alojados por alguna Universidad.

Yo, siguiendo la vocación experimental e investigadora de este blog, he decidido formar parte de este prueba: si la homeopatía funciona, cada comprimido de Sedatif* que ingiera el sábado me sumirán en un estado de relajación cada vez mayor, hasta que, tras finalizar la caja entera, caiga al suelo muerto de pura sobredosis y abandone este valle de lágrimas.

¿Alguien se apunta?

*(ojo al elegir el medicamento: hay desaprensivos que venden medicamentos que  tienen principio activo haciéndolo pasar por homeopático)

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Acerca de Miguel Santander

Tras el Horizonte de Sucesos
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10 respuestas a Adiós

  1. Ay, ¡si el mundo funcionara así!…

  2. NAtalia dijo:

    Pero noooooo justamente, a menor la cantidad menor el efecto asi que si quieres suicidarte tendrias que disolver una pastillita en un litro de agua y tomar 3 cucharadas…..suerte con eso!

    • NAtalia dijo:

      error de dedo…a menor la cantidad MAYOR el efecto….. ya sabes….una pastillita en un litro de agua

      • ¡Hola Natalia, cuánto tiempo! 🙂

        Pues sí, tienes razón, llevo un rato dándole vueltas a eso, y habría que diluir la pastilla muchísimo más de lo que ya lo está, si queremos tener un veneno mortífero, según los principios de la homeopatía. Me has dado una idea para otro experimento; si el primero no funciona, me voy a reservar una de las pastillas para hacer un segundo suicidio, diluyéndola hasta que me aburra…

        Eso, después del de la power balance que estoy preparando…
        ¡Un beso!

  3. astroyorch dijo:

    No paro de descojonarme viendo los vídeos relacionados con este que colgaste….

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