
Si el Sol fuera un balón en la portería de un campo de fútbol, estos serían los tamaños y las distancias a Mercurio, Venus, la Tierra, Marte y Júpiter. La Luna sería una mota de polvo a cuatro dedos de la Tierra. Clic en la imagen para una versión mayor. (Los dibujos de los planetas y el Sol, que no están a escala, son de Dan Wiersema.)
(ACTUALIZACIÓN: Debido sin duda a la participación del autor del blog en una conspiración mundial para mantener a la población en la ignorancia —de modo que cuando venga el planeta Hercólobus, Nibiru, Ganímedes o Raticulín tan sólo digan «ah, eso es Marte, fijo» y no corran a los refugios bajo tierra—, la versión previa al 5 de Marzo de esta entrada es errónea. La alternativa, que implicaría la lamentable incapacidad del autor de este blog para distinguir «perímetro» de «diámetro», sumada a su absoluto desconocimiento del deporte Rey, es mucho menos probable. Así que, repita con nosotros: «la versión anterior era errónea». Y ahora apague el ordenador y no hable de ello con nadie. Firmado: los hombres de negro.)
Acostumbrados a que en nuestra vida cotidiana el Sol y la Luna tengan el mismo tamaño en el cielo (de ahí que la una pueda eclipsar totalmente al otro) y a que los planetas y estrellas sean meros puntos luminosos en el firmamento, no solemos preguntarnos cómo son de grandes, y cómo de lejos están.
Empecemos por el Sol y los planetas. El Sol, centro del Sistema Solar, tiene un diámetro de 1 millón cuatrocientos mil kilómetros, que así, dicho a pelo, puede dejar frío a quien se pierda un poco con los números. Así que reduzcamos la escala de todo el sistema solar hasta un tamaño que podamos manejar fácilmente.
Pongamos que el Sol es del tamaño de un balón de fútbol (22 cm de diámetro). Lo colocamos en la portería del campo (véase la imagen que acompaña estas líneas). Bien, ¿dónde estará Mercurio y cómo será de grande? Pues no será mayor que un grano de sal fina y quedará más o menos en el punto de penalti. Venus y la Tierra serán como un grano de sal gruesa y estarán en límite del área penal y unos metros más allá respectivamente. Marte quedará un poco más allá de la mitad de camino al centro del campo. Y Júpiter, el gigante rojo, al fondo de la portería contraria, tendrá el tamaño de una moneda de 1 €.
¿Y la Luna, nuestro satélite? Pues estará a cuatro dedos de la Tierra y tendrá el tamaño de una mota de polvo de medio milímetro. Así que ya lo saben: aunque en el cielo se vean igual de grandes, si el Sol fuera un balón de fútbol, la Luna sería una mota de polvo; lo que pasa es que está cuatrocientas veces más cerca de nosotros.
Hasta aquí lo que cabe dentro del estadio. Por si aún no han tenido bastante, Saturno, del tamaño de una moneda de 10 céntimos de €, quedará más allá del campo, en el aparcamiento. Y Urano y Neptuno, del tamaño de garbanzos, estarán a unos 450 y 700 metros, respectivamente.
¿Y si quisiéramos ir a la estrella más cercana, Alfa Centauri? Pues tendríamos que recorrer la distancia entre Madrid y Caracas. Y el otro extremo de la Galaxia queda 25000 veces más lejos. Ahí es nada.
Y entre medias, el vacío (casi) más absoluto. O sea, el Universo es un lugar lleno, prácticamente, de nada.
(Por si no les ha dado sensación alguna de vértigo, les dejo el siguiente video, donde pueden ver los tamaños, y después otro que vi aquí,donde explican muy bien la distancia entre la Tierra y la Luna.)
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Mmm, Interesante! Los videos muy bien traídos a cuento. Y además me ha aclarado (inesperadamente) una duda: me chocaba que llamen galácticos a (algunos) futbolistas (?). Ahora al menos puedo aceptarlo, pues ¿quien osaría disputarles tal calificativo si juegan con un balón de 70 cm de diámetro (!)?
Jajaja… Eso es una tarjeta verde por lo menos. Menos mal que en este blog tenemos árbitros… (¡Gracias, corregido!)
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