
Visión artística del disco de polvo y gas alrededor de la joven estrella HD 142527 horadado por planetas gigantes en formación. (Crédito: ESO)
Año nuevo, descubrimiento nuevo. Hace algún tiempo les contaba que el radiointerferómetro ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) nos abriría una ventana al Universo desde la que observar el gas frío con una nitidez sin precedentes. Incluso sin funcionar aún a pleno rendimiento, hoy les traigo un buen ejemplo de lo que este instrumentó ya es capaz de hacer.
Hasta ahora suponíamos que los planetas se formaban a partir del disco de gas y polvo que rodea a una estrella en formación. Los grumos de gas se van acumulando y atrayendo a los de alrededor gracias a la gravedad, hasta acabar formando un cuerpo esférico que llamamos planeta.
Hasta ahora, digo, pues desde este momento ya no hará falta suponerlo: ALMA ha observado este proceso en directo alrededor de una joven estrella, HD 142527, situada a «tan sólo» 450 años-luz de nosotros. La estrella se encuentra rodeada por un descomunal disco de gas y polvo que abarca 21.000 millones de kilómetros, más distancia de la recorrida jamás por ningún vehículo construido por el ser humano. Pues bien, este disco está dividido en dos por un hueco, dejando un disco interior alrededor de la misma estrella, y otro exterior muchísimo más lejos y con forma algo irregular, parecida a una herradura.
¿Qué ha causado ese hueco? Según parece, algo bastante masivo orbitando la estrella y barriendo el gas y polvo a su alrededor hasta limpiar su órbita y vaciar por completo su vecindario. O, en otras palabras, un planeta —gigante en este caso— que no se ve directamente, pero cuya presencia delatan las observaciones: ALMA ha detectado incluso sendos filamentos de gas —predichos por la teoría— que unen las regiones externa e interna del disco, y que indican la acción gravitatoria de lo que serian dos planetas gigantes en plena formación.
Como de costumbre, y si quieren más información, Daniel Marín lo cuenta en más detalle en Eureka. También tienen la nota de prensa de la ESO y el artículo original de Simon Casassus (Universidad de Chile) y colaboradores, publicado en Nature.
Y lo que es mejor, ALMA aún tiene mucho por mejorar en sensibilidad y resolución angular, así que en un par de años podríamos tener un detalle mucho mayor de este objeto…