Tres años, ya. Tres años a caballo entre la divulgación y los desvaríos literarios, tres años de muchas alegrías y alguna que otra tristeza. Sé que sabes que últimamente te tengo algo abandonado, y lo siento de veras. Pero es que ando algo desbordado —no solo de trabajo—, sino absorbido también por varios otros proyectos de los de ahora-o-nunca. Uno de ellos es, precisamente, con el que iniciábamos nuestra andadura conjunta, y que prometía —ingenuo de mí— de manera inminente hace ya casi un año. Esta vez, aunque podría hacer promesas ilusionantes ya, prefiero esperar a verlas materializadas (espero que me entiendas). Y otro, el que más absorbido me tiene… bueno, ese no tiene nada que ver ni con la divulgación ni con la literatura, y sí con algo de lo que se habla muy poco en este blog, pero espero que la mala leche condensada que destila sea suficiente, al menos, para esbozar una sonrisa en la mayoría de nuestros lectores cuando por fin esté bajo los focos.
Pero no sigo. No es mi intención darte envidia al contarte esto, o que te reconcoman los celos, sino que entiendas el motivo de mis ausencias. Y que sepas, sobre todo, que no me he olvidado de ti. Y que volveré.
Sabes que soy un desastre en esto de felicitar cumpleaños: el primer año te felicité con retraso; el segundo se me pasó por completo tu cumpleaños. Así que aquí están mis tres velas; sóplalas y toma esto en lo que vale.
Muchas felicidades,
Miguel
P.D.: Si decides publicar esta misiva en abierto, aprovecha para recordar a los lectores que nos lean a través del RSS las alternativas que tienen, ahora que el servicio de Google Reader ha muerto: o suscribirse a través de una las alternativas, como Feedly o Netvibes; o hacerlo a través del correo electrónico en la columna de la derecha; o estar atento a mis desvaríos en Tuiter como @migusant. ¡Nos leemos!
¡Muchas felicidades! Aquí te estaremos esperando (en mi blogroll, que también está un poco abandonado, pero que consulto de vez en cuando :P). Por cierto, estoy leyendo «El juego de Ender» y asociaciones mentales curiosas… estoy viendo la nave de Prometeo cuando hablan de las salas de batalla sin gravedad xDD
Jeje, ¡gracias! 😀 (Pero esa sala tenía forma de cubo, ¿no? ¿O es mi memoria jugándome malas pasadas?)
Pues me has pillado 😛 no lo sé… Me quedé con los detalles de salas de entrenamiento giratorias, puertas que desaparecían, de cómo se ganaba y ese tipo de cosas 😀
Sí, no puedo negar que Ender moviéndose en gravedad cero en aquella sala fue una de las influencias… 😉