Quienes me conocen saben que recordar cumpleaños no es, precisamente, mi fuerte. Así, el sábado 2 de julio se me pasaba por completo que hacía un año de aquella buena noticia con la que empezaba mis andares por la blogosfera.

Hoy, 61 entradas más tarde —algo más de una por semana, lo que no es mucho, ni poco—, ya queda menos para que mi primera novela corta, La Costilla de Dios, vea la luz publicada por Grupo AJEC. Aún no hay una fecha concreta, pero como ya me dijo mi editor, «ahora viene la parte más difícil para los autores, que es la espera a que el libro salga publicado«.

En este tiempo, sin embargo, la vida ha seguido en otros frentes. Las resoluciones de varios concursos literarios me han dejado como finalista, lo que me alienta a seguir escribiendo —en estos momentos tengo un relato largo en el horno, lo que explica el ligero bajón de entradas en el blog últimamente, por lo que espero me disculpen.

El espíritu de la divulgación también ha terminado por poseerme en el último año. He escrito 40 entradas de divulgación y pensamiento crítico, de astrofísica y otras muchas cosas; incluso hablé en una ocasión de mi propio trabajo sobre M 2-9, la nebulosa de la mariposa (y no dudaré en volver a hacerlo). Y me he hecho colaborador de una de las mayores apuestas por la divulgación científica en castellano, Amazings —donde por ahora tengo esta entrada sobre el famoso Nibiru, a la que pronto seguirán más (Amazings, por cierto, también acaba de cumplir un año de existencia: ¡felicidades!).

La entrada más vista en este primer año fue Adiós, cuando anuncié mi suicidio homeopático, seguida por «¿Se ahorra combustible circulando a 110 km/h?«. Aunque si tuviera que elegir mi entrada favorita, seguramente me quedaría con aquellas (parte I y parte II) en las que demostraba el ridículo alcance de la conspiración, de no haber llegado la humanidad a la Luna. O con alguna de la sección «En cristiano, por favor«.

Poco a poco, el blog va creciendo: más de 7,000 visitas totales desde IPs únicas, decenas de suscriptores por RSS o correo de electrones y casi 170 seguidores en Facebook. A algunos os conozco personalmente. A muchos otros, no.

A todos, gracias, y felicidades, porque de no haber estado ahí, leyendo, a estas alturas no quedaría nadie escribiendo de este lado del horizonte de sucesos.